El debate sobre si los vehículos eléctricos (VE) son más perjudiciales para el medio ambiente que los de motor de combustión interna (MCI) es un tema altamente controversial. Algunos informes y titulares señalan que producir modelos de VE puede generar hasta un 70% más de emisiones de CO2 que su contra parte en versión MCI. Si bien es cierto que estos hallazgos son alarmantes, no son más que una verdad contada a medias. Lo que termina simplemente desvirtuando y entorpeciendo la transición hacia una movilidad más sostenible ya que solo toma en cuenta una pequeña parte de la historia.
El impacto a lo largo de la vida útil
Es cierto que la producción de VE, en particular la creación de baterías, puede generar mayores emisiones inicialmente. Por ejemplo, suponiendo a groso modo que la fabricación de un modelo como el BYD Yuan Plus EV produzca alrededor de 14 toneladas de CO2 durante su fabricación, en comparación con aproximadamente 8.8 toneladas de un vehículo MCI similar en dimensiones y prestaciones como un Cherry Tiggo 7. Claramente hay una diferencia notable en las emisiones del VE en este punto, sin embargo la clave está en comprender la sostenibilidad de estos radica en sus emisiones a largo plazo.
Desglosemos: suponiendo que ambos vehículos se conduzcan 20,000 kilómetros al año, el vehículo MCI consumiría aproximadamente 1,640 litros de combustible anualmente, asumiendo un consumo promedio de 8.2L por cada 100km. El consumo y emisión de esa cantidad de litros de combustible generaría aproximadamente 3,313 kilogramos de CO2 anualmente. Durante un período de 10 años, sumaría casi 42 toneladas de emisiones de CO2, si se toma en cuenta también las emisiones de fabricación.
Por el contrario, en el caso del VE, con un consumo promedio de 16 kWh por cada 100 km, este requeriría aproximadamente 3,200 kWh de energía anualmente. En Costa Rica, donde cerca del 92% de la electricidad proviene de fuentes renovables, las emisiones de CO2 por generación de electricidad son extremadamente bajas, alrededor de apenas 53 gramos de CO2 por kWh. De considerar este dato, el VE produciría tan solo alrededor de 170 kilogramos de CO2 al año por el uso de electricidad. En 10 años, esto sumaría un total de aproximadamente 15.7 toneladas de CO2, incluyendo las emisiones iniciales de producción.
Tabla comparative de emisiones de CO2 al plazo de 10 años y 20.000 km de uso anual. (Elaboración Propia)
Dado este supuesto estaríamos hablando que, en un plazo de 10 años, el vehículo de combustión generaría más del doble en emisiones que el vehículo eléctrico. Una pequeña diferencia de tan solo 26.3 toneladas adicionales de CO2. Adicionalmente, si el uso de los vehículos es más intenso, como por ejemplo 40,000 km al año (ya en este caso siendo usualmente vehículos de trabajo) las emisiones del MCI se multiplicarían, haciéndolo hasta cuatro veces más contaminante a lo largo de su vida útil.

¿Qué pasa con los países que utilizan energía no renovable?
Incluso en países donde la electricidad proviene mayormente de combustibles fósiles, los VEs siguen siendo una opción más eficiente. Los MCI desperdician hasta el 70% de la energía del combustible en formas de calor, mientras que los VEs convierten entre el 85-90% de la electricidad en movimiento, siendo mucho más eficientes en el consumo energético.
Aunado a ello, producir electricidad en plantas centralizadas es mucho más eficiente que distribuir y quemar combustible aisladamente en cada vehículo. Esto impacta en que las emisiones por kilómetro recorrido de un VE son menores, incluso si la electricidad proviene de fuentes no renovables.

Aunque los resultados no son tan extraordinarios como en países donde la energía proviene de fuentes renovables, en el contexto de la dimensión demográfica y económica de dicha nación, aún así implementar movilidad eléctrica podría salvar miles de millones de toneladas en emisiones por hidrocarburos a futuro.
Por ende, aunque la producción de un VE pueda generar mayores emisiones de CO2 inicialmente, sus emisiones a lo largo de la vida lo convierten en una opción mucho más ecológica. El mito de que los VEs son peores para el medio ambiente no tiene fundamento, independientemente de dónde se encuentren.
Si bien, los vehículos de pasajeros tan solo representan aproximadamente el 8% de las emisiones de CO2 a nivel global, si se logra transicionar cuanto antes a vehículos cero emisiones, ya tenemos un 8% menos del problema global por solucionar. De igual forma, habrá que seguir buscando soluciones en otros frentes de altas emisiones cómo lo es la generación energética, la agricultura y la industria en general.